
Cuando Dos Perros Tontos apareció en 1993, no fue solo otra serie animada… fue un soplo de locura en los ’90. Con un humor absurdo y visuales que homenajeaban los clásicos de Hanna-Barbera, la serie mostraba a dos perros sin nombre: el Perro Pequeño, parlanchín y miedoso, y el Perro Grande, tranquilo y algo torpe. Juntos se metían en líos cotidianos que explotaban en situaciones ridículas y cómicas.
La animación era simple, casi minimalista, pero con un estilo que permitía exagerar gestos y movimientos al límite. Esto le daba a la serie un ritmo frenético y un encanto retro que la diferenciaba de otras producciones de la época. Donovan Cook, su creador, logró que cada episodio se sintiera como un cortometraje de locura controlada, mezclando sketches absurdos con segmentos del icónico Inspector Ardilla.
“Mi mantra es: simplificación, simplificación, simplificación"La serie solo duró dos temporadas, pero dejó huella: la química entre los dos protagonistas, el humor para adultos escondido entre las risas infantiles y la estética retro, hicieron que muchos la recordaran con cariño años después. Aunque parecía simple, cada episodio estaba cuidadosamente planeado para que el absurdo fuera divertido, nunca caótico.
- Donovan Cook, entrevista en Animation Magazine, 1994
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